A veces, ni los consejos de los profesionales, ni las palabras reconfortantes de los amigos funcionan. Encontrarse con uno mismo, inspirado por una copa de vino, puede ofrecer la respuesta, convirtiendo tu bagaje de experiencias en el mejor entrenador para la vida. Nos sumergimos en la elección de figuras inspiradoras que se subliman desde la mesa. Las etiquetas así se convierten en tarjetas postales que contienen un emotivo mensaje a un remitente que podría ser cualquiera, y que en realidad no es otro que nuestros clientes. Un mensaje que expone y emana ese gusto por la cultura e invita a saber recibirla y aprovecharla.